¿Por qué no podemos recordar cuando éramos bebés?

Algunos dicen tener la fortuna de atesorar los recuerdos de su niñez en la mente; sin embargo, aún así, antes de los tres o cuatro años son pocos los instantes que se pueden recapitular con exactitud; algo llamado por el psicoterapeuta Sigmund Freud como ‘amnesia infantil’.

Desde hace un siglo se ha intentado aclarar esta amnesia; no obstante, el misterio persiste, y aunque no existe una respuesta aceptada por toda la comunidad científica, un estudio de la psicóloga Qi Wang, de la Universidad de Conrell, Estados Unidos, revela que la falta de memoria infantil puede depender de la nacionalidad y el carácter de las personas.

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En la investigación de 2004, se hizo un muestreo entre estudiantes chinos y estadounidenses, y se demostró que los norteamericanos tienen recuerdos más largos y elaborados -rayando en el egocentrismo, que sus semejantes de oriente.

Además de que los recuerdos de los chinos son breves y concretos, los estadounidenses recuerdan experiencias de seis meses antes en comparación con los asiáticos.

Con los resultados, llegó la hipótesis de que los recuerdos depende de la cultura para enmarcar los recuerdos, pues como cita el escrito, los maoríes neozelandeses -cuyas tradiciones evocan al pasado- son capaces de recordar sucesos cuando tenían 2 años de edad.

Pero ésta no es la única teoría, algunos psicólogos consideran que el lenguaje ayuda a estructurar y organizar los recuerdos, porque así se crean experiencias más fáciles de recordar a lo largo del tiempo.

Aunque existen muchas, una tercera hipótesis denuncia que siendo bebés no tenemos el ‘equipo mental’ necesario para almacenar y organizar adecuadamente los recuerdos. Una teoría reforzada por el caso de caso de Henry Molaison (HM), quien después de una operación para curar la epilepsia sufro daños en el hipocampo (centro de nuestra capacidad para aprender y recordar) y se volvió incapaz de recordar algún suceso reciente.

Las teorías son muchas, pero todas señalan la incapacidad del ser humano por recordar su infancia.

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