Meditar para dormir: el antídoto para el insomnio

Meditar es una práctica en la que tu mente se ocupa en un solo pensamiento, actividad o cosa, con el fin de conseguir tranquilidad y claridad mental y emocional.

Hay mucha documentación que habla sobre sus beneficios. Está comprobado que reduce el estrés, mejora la concentración, aumenta la consciencia sobre uno mismo, y te hace más feliz, entre muchos cosas más.

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Pero también es una excelente forma de combatir el insomnio, uno de los padecimientos más comunes de la era moderna.

El insomnio es particularmente dañino tanto física como mentalmente para ti. No dormir hace que despiertes cansado, sin energía ni humor, merma tu productividad y se vuelve un ciclo.

Así, la meditación para dormir es una forma natural para combatirlo. Se trata de enfocarte en tu respiración y en el momento presente, y un estudio de Escuela de Medicina de Harvard ha comprobado que es una solución real para el insomnio y otros problemas del sueño.

Si deseas intentarlo, sigue estos consejos antes de acostarte.

Hazlo en un lugar tranquilo

Lo mejor es apartarte en un cuarto; las velas y el incienso funcionan, pero no son lo más importante.

Ya que lo harás para dormir, puedes hacerlo en tu cama.

Las personas que lo hacen por primera vez comienzan con cinco minutos al día, para después aumentar hasta los 20.

Encuentra una postura cómoda

Una postura cómoda es clave para meditar. Necesitas estar relajada pero también alerta, así que no te encorves y acuéstate derecha.

Cierra los ojos y mantén la columna vertebral recta; deja que tus hombros descansen detrás de tus orejas y permite que las palmas de tus manos se relajen hacia arriba.

Abre el pecho y comienza a respirar conscientemente.

Pon atención a tu respiración

La respiración es el puente entre tu cuerpo y tu mente, y con ella empieza la meditación.

Una vez que estés en la posición cómoda, coloca una mano en la parte superior de tu abdomen (donde se encuentra el diafragma), justo en el centro.

Inhala y exhala lenta y suavemente por la nariz. Siente tu abdomen expandirse hacia afuera mientras inhala, y se contraerse al exhalar.

Inhala por 4 segundos, exhala por otros 4, y repítelo tres veces. Luego inhala por 4 segundos, y exhala por 6; repítelo 3 veces.

Conforme lo haces, deja de contar los segundos y las respiraciones y enfócate en tu respiración.

Concéntrate en inhalar y exhalar

Pon atención a la sensación de la respiración cuando entra y sale de tus fosas nasales. Observa cómo la respiración es fría cuando entra, y cómo está caliente cuando se va.

Piensa en cómo tus pulmones se expanden. En la sangre que transporta el oxígeno a todo tu cuerpo.

Relaja tu mente y suelta el cuerpo. Practica esto de 5 a 10 minutos. Si los pensamientos de otros asuntos comienzan a llegar, no desesperes, míralos pasar por tu mente, déjalos ir, y regresa tu atención a tu respiración.

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