¿Gorditos simpáticos y felices? ¡No siempre!

¿Qué tan cierto es el mito de que los gorditos siempre son más felices?

En los años 50?s, William Sheldon, un psicólogo estadounidense, propuso una teoría de la personalidad partiendo de tres fisionomías básicas: los delgados (hectomórficos-cerebrotónicos), a los que les atribuye un carácter nervioso que tienden a ser tímidos y con dotes intelectuales; los musculosos (mesomórficos-somatotónicos) que suelen ser atractivos con gran energía y habilidad motriz, y los gorditos (endomórficos-viscerotónicos) que suelen ser pasivos, relajados y sociables.

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Esta construcción estereotipada del “gordito simpático” (o “gordita simpática”) viene de mucho tiempo atrás, personajes como Sancho Panza o Santa Claus nos pintan la imagen del gordito risueño, que suele hacer gracias que provocan y contagian la risa, suelen ser sociables y tener buena suerte.

En el pasado, la obesidad era considerada como representación de abundancia. En el imaginario social esta imagen representaba voluptuosidad y riqueza. Un contacto permanente con lo materno y la satisfacción plena de los deseos. En ese sentido era la imagen de la felicidad. Sin embargo, ésta es sólo una representación, pues la realidad suele romper con esta imagen.

Ser gordito no es sinónimo de felicidad

Hay que considerar los problemas físicos que acarrea la obesidad, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, problemas de motricidad, entre otros. Es preocupante que a partir de los años 80´s el índice de personas con sobrepeso haya aumentado, y más preocupante aún que la población infantil de los 12 a los 19 años con obesidad se esté incrementando.

Algunas características psicológicas de las personas con sobrepeso son:

En el consultorio podemos ver que la sonrisa constante de las personas con obesidad es la máscara frágil que cubre otro sentir, desde el enojo hasta la tristeza.

Las personas con sobrepeso suelen tener una autoestima baja. Los chistes que hacen de sí mismos o las bromas de las que son víctimas, generalmente, dan cuenta de una autoimagen devaluada.

Sus vinculaciones sociales tienden a reflejar estados de dependencia y búsqueda de reconocimiento a través de los otros (aunque sea a través de la burla). En otros casos ser segregados por no poder realizar ciertas actividades los confina a estados de aislamiento.

Asimismo, algunas veces las personas con sobrepeso encuentran dificultades para establecer relaciones de pareja, que puede ir desde el temor a la cercanía por ser rechazados por su físico, a caer en relaciones destructivas por temor a perder “a la única persona que les hizo caso”. No obstante, cabe aclarar que ésta no es una invitación a caer en el otro extremo. Las modelos comerciales extremadamente flacas o sumamente atléticas también forman parte de una construcción estereotipada irreal.

El reto: Aceptarse a uno mismo con una imagen saludable

Es importante que tengas en cuenta algunas consideraciones para tener un peso adecuado:

Acude al médico para identificar cuál es el peso idóneo para tu edad y talla, así como para descartar que tu sobre peso se deba a alguna condición de orden biológico. No tomes medicamentos milagrosos, acude con los especialistas.

Visita al nutriólogo para llevar una dieta saludable.

Hacer ejercicio sin duda ayuda a mantener un peso adecuado. El ejercicio no sólo es ir al gimnasio; puedes caminar distancias cortas en lugar de usar el auto; puedes subir las escaleras en lugar de usar el elevador; jugar con tu mascota; salir a bailar o hacer el amor.

Cuando se tiene sobrepeso y se emprende cualquier tratamiento, es importante acompañarlo con terapia. Descubrir y solucionar cosas que nos llevaron a tener sobrepeso, sean malos hábitos o problemas emocionales, suman para tener una vida más sana.

Agradecemos al Psic. Jaime Cuitláhuac López Arellanes, de la Clínica de Asistencia de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM), por las facilidades otorgadas para la realización de este artículo. Para más información visita: www.spm.org.mx

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