En Noruega los niños vuelven a las guarderías

En silencio durante cinco semanas, las risas llenan de nuevo los patios de recreo en Noruega, donde, pese a algunas reticencias, guarderías y parvularios reabrieron hoy sus puertas, en un tímido regreso a la vida normal ante la epidemia del nuevo coronavirus.

Bajo un sol primaveral, unos abrigados pequeños llegan en orden y a la hora prevista a la puerta de la Espira Grefsen Stasjon, un parvulario al norte de Oslo.

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Algunos de ellos saludan impacientemente a sus amigos que ya se afanan en el cajón de arena, otros se aferran un poco más a las manos de sus padres.

En el patio, muchos empleados, con chalecos amarillo fluorescente, dan la bienvenida a los niños, ya que la entrada a los edificios está ahora cerrada al público para limitar el riesgo de contagio. No hay mascarillas.

“Estaba tan impaciente que tuvimos que salir de casa más temprano para venir aquí y ver a los otros niños», explica Silje Skifjell sobre su primogénito tras dejar a sus dos hijos, Isaak y Kasper, en la guardería.

“Yo casi no lloré. Él estaba tan contento de volver a ver a sus compañeros», agrega.

La misión parece cumplida ya que se estima que la epidemia está bajo control en suelo noruego.

El domingo, se registraban 7 mil 68 casos de contagio y 154 muertes en un país de 5.4 millones de habitantes.

Sin clamar victoria, Noruega inició un lento y progresivo proceso de vuelta a la normalidad.

Tras los establecimientos para los más pequeños esta semana, el lunes 27 será el turno de las escuelas primarias, que abrirán parcialmente recibiendo a los alumnos de los cursos inferiores.

‘RULETA RUSA’

Pero, pese a la confianza casi ciega en las autoridades en los países escandinavos, no todo el mundo parece convencido.

Como en Dinamarca, que reabrió el miércoles guarderías, parvularios y primaria, algunos padres lanzaron en Facebook la campaña «Mi hijo no debe ser un conejillo de indias de la Covid-19» y una petición en línea recabó casi 30 mil firmas.

Según un sondeo de la televisión pública NRK publicado este fin de semana, el 24% de los padres no desean el regreso de sus hijos a los parvularios en este momento y un 13% dice tener dudas.

«Ruleta rusa», «apuestas con la vida de los hijos»… En las redes sociales, las palabras son incluso duras.

“No enviaré a mi hija antes de estar seguro al 110%», afirma un preocupado padre en Facebook.

El centro Espira Grefsen Stasjon respeta escrupulosamente las consignas de las autoridades.

Los niños de hasta tres años se juntan en grupos de tres bajo la responsabilidad de un adulto. Los mayores, de hasta seis años, en grupos de seis.

En el gigantesco cajón de arena, un empleado con guantes de color azul desinfecta regularmente los juegos.

“Desinfectamos la guardería y todo está extremadamente limpio», asegura la directora Tone Mila, presente a la llegada de los niños por si los padres tienen preguntas.

“Nuestra tarea más importante ahora es la higiene», agrega.

Aunque la reapertura de las guarderías está basada en criterios sanitarios, también permite regresar al trabajo a los padres que, durante más de un mes, tuvieron que hacer malabarismos entre su trabajo y el cuidado de sus hijos.

“Ha sido un desafío», reconoce Olav Kneppen, tras confiar su hijo Oliver, de 4 años, a los educadores.

“Fue agradable pasar más tiempo de lo habitual con él pero, a nivel laboral, ha sido un poco frustrante porque no pude hacer todo lo que debía».

¿Algún temor?

“Si las autoridades sanitarias lo recomiendan, confiamos en que es relativamente seguro», dice este padre que, pese a no estar convencido «al 100%», estima que «era el momento» de la vuelta a la guardería.

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