El regreso de Mike Tyson no fue lo que se esperaba.

Fue una exhibición, tal cual se prometió. Aunque el comentario generalizado hablaba de una posible guerra. “Son boxeadores y cuando se encienda la chispa puede haber fuego”, era palabra más palabra menos, el concepto de muchos, este periodista incluido.

De hecho, desde la promoción se encargaron de aclarar que podía haber victoria por nocaut, y que las apuestas estaban permitidas. Y, seguramente guiados por el morbo de ver de nuevo en acción al Hombre más malo del Planeta, se pudo esperar que en cualquier momento se produjese el estallido.

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Luego de 15 años, Tyson volvía al ring y sus admiradores, tal vez demasiado anclados en el tiempo, soñaron con algún milagro. Después de todo, se habían visto sus tremendos entrenamientos, llenos de potencia y vigor. Y habrá que decir que, para su edad, Mike se presentó en muy buena forma. Mejor que la de Roy Jones, que se empeñó en abrazar a su oponente casi todo el tiempo.

La lógica indica que no es bueno para la salud meterse en un cuerpo a cuerpo con Tyson, pero si era una exhibición, se podía pretender algo mas. Jones se caracterizó siempre por su vistoso boxeo, lleno de desplazamientos y golpes de gran factura. En una exhibición sin promesas de pólvora, podría haberlo hecho. Pero prefirió anularlo a Tyson quien, proponiendo todo el tiempo el combate en corto – es Tyson no lo olvidemos-, metió algunos sólidos golpes al cuerpo.

Resultado: Jones se mostró muy cansado al promediar los ocho asaltos y se siguió amarrando. El “fallo” fue empate en decisión totalmente dividida, pero fue lo de menos, porque la mayoría de los expertos, incluido Fernando Barbosa -juez internacional del WBC-, en la transmisión de ESPN KnockOut, le dio amplias ventajas a Mike por su entrega. Coincidimos.

El gran interés que despertó el acontecimiento en el Staples Center marcó un alto nivel de encendido para la transmisión de ESPN KnockOut, que contó con los relatos de Renato Bermúdez y los comentarios de Salvador Rodríguez, más la tarjeta ya mencionada de Barbosa.

Para exhibición, fue poco lucida. Para una pelea, como esperaban muchos, fue demasiado tibia. Con un rival más generoso, Tyson hubiera podido hacer algo más. El asunto será, si esto continúa, encontrarlo. Lo de Jones se quedó en amarres y algunos escasos momentos de brillo.

Mientras en las redes sociales muchos aficionados se muestran decepcionados y otros aplauden el esfuerzo, especialmente el de Tyson, nos queda un gusto a nada en la boca.

No se le puede pedir al tiempo que vuelva.

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