El nuncio apostólico en México advierte en Aguililla de la dejadez del Gobierno: “La mafia florece donde el Estado no está”

El representante del Papa, Franco Coppola, visita la localidad de Michoacán, asediada por grupos criminales desde hace años

El representante del Papa en México, Franco Coppola, ha visitado este viernes Aguililla, en Michoacán, población asediada por grupos criminales desde hace años. En un movimiento extraordinario, el nuncio apostólico ha llegado al pueblo por carretera desde Apatzingán, núcleo de la región de Tierra Caliente. Coppola ha tomado la misma vialidad que los vecinos no han podido transitar desde diciembre, cortada por las zanjas que cavan las mafias de la región.

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En México desde 2016, Coppola no había realizado ninguna visita por temas de seguridad hasta ahora. “No sé si haré más”, ha dicho el religioso, “espero que otros obispos me inviten”. La visita del nuncio expone así la situación de los vecinos de Aguililla y también, por extensión, de cientos de pueblos a lo largo y ancho del país, que viven amenazados por conflictos interminables entre diferentes actores criminales. “En Italia sabemos que la mafia florece donde el Estado no está”, ha dicho Coppola, “ahí aparecen intereses particulares que tratan de imponerse”.

El nuncio podría haber elegido casi cualquier pueblo en casi cualquier zona del país en realidad. A intensidades distintas, la violencia es la norma en buena parte del territorio. Los motivos varían aunque la mayor parte de las veces apuntan al control de actividades económicas, legales o ilegales, como el tráfico de narcóticos, la tala ilegal o la minería. También la política juega un papel importante en la violencia, sobre todo en contextos electorales. “Lamentablemente, la violencia no es característica de Michoacán, es de todo México”, ha dicho el nuncio. “Es muy importante que se sepa lo que está pasando. Los malos se aprovechan del silencio”.

La crisis no es nueva. El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador llegó al poder en un momento crítico, situación que lejos de mejorar ha empeorado, al menos en algunas regiones, caso de Guanajuato, Jalisco o Zacatecas, como dijo el propio presidente hace semana y media. En 2020, el país contó más de 35.000 asesinatos, cifra récord a pesar de la pandemia. En la región sierra-costa de Michoacán, la tensión de ahora recuerda la crisis de las autodefensas entre 2013 y 2015, o las embestidas extorsivas de los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana durante los gobiernos de Felipe Calderón (2006-2012) y Vicente Fox (2000-2006).

Acostumbrados a la presencia de grupos armados, los vecinos de Aguililla piden al menos que las autoridades garanticen el libre tránsito hasta Apatzingán. Cerrada desde diciembre, la policía estatal abrió la carretera hace unos días. Tapó las zanjas con maquinaria pesada y ha mantenido a cientos de agentes en la vía desde entonces, logrando mantener el tránsito al menos para el paso de Coppola. Preguntado cómo se sentía por el esfuerzo de las autoridades para que lograra llegar por tierra, el nuncio ha dicho: “Eso significa que si se quiere, se puede”.

Coppola ha llegado a Aguililla a las 11.00 de la mañana. Una multitud le esperaba en una glorieta a la entrada del municipio. Desde allí, todos han caminado hasta el centro, hacia el colegio donde se celebraría la misa. “Estas calles tomadas por el crimen, las ha caminado el pueblo con Cristo resucitado”, ha dicho el religioso.

El nuncio ha venido acompañado por el obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio. Más crítico que el diplomático, Ascencio ha dicho que “el pueblo mexicano está en completa orfandad por parte de quienes tienen la obligación de proteger sus vidas (…) Los grupos criminales se han establecido como dueños y señores de espacios y cotos de poder y han puesto a prueba la fuerza de la ley. Son muchos los sufrimientos acumulados por las familias del pueblo mexicano”.

Antes de la misa, Coppola se ha reunido con víctimas de la violencia en la zona en el colegio. Más tarde, en rueda de prensa, el religioso ha señalado que eran víctimas de ahora y de hace tiempo, señalando la condición perenne de la violencia en el lugar. El nuncio no ha dado detalles, solo ha recordado que su presencia en Aguililla no debía entenderse como un desafío, al estado o a la delincuencia. “Yo vi lo que pasaba en Aguililla antes de Semana Santa. Vi las fotos de los decapitados”, ha dicho, en referencia al hallazgo hace semanas de ocho cuerpos descabezados en la comunidad de La Enrramada. “Compartí las fotos en Facebook, porque quería que mis amigos en Italia vieran lo que pasaba, pero Facebook me bloqueó las fotos. Así que dije, vamos a ir allá y vamos a inundar internet con lo que pasa en Aguililla”.

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