Saúl Álvarez venció al Hijo de la Leyenda en la función por el 5 de mayo en Las Vegas, Nevada
Las dudas quedaron despejadas. Saúl Álvarez fue amo y señor de una pelea en la que Julio César Chávez Jr. no tuvo la capacidad de ganar un round, siendo superado ampliamente por el Canelo, quien mostró un mejor repertorio de golpes y ganó por decisión unánime un pleito que estuvo lejos de las expectativas que se tenían.
Los tres jueces calificaron con tarjetas de 120-108 a favor del tapatío, que buscó la pelea, se mostró cómodo a pesar de tener menor tonelaje y logró imponer el ritmo de la pelea, incluso bajó las revoluciones en los rounds intermedios pero ni aún así fue conectado ante la displicencia del Junior.
La pelea que realizó el Hijo de la Leyenda fue similar a lo que ocurrió en 2012 contra Sergio Martínez. Nunca soltó los brazos y daba la impresión que estaba apostando a un golpe, mismo que jamás llegó pues no pudo encontrar a Álvarez, quien se hizo de humo en las pocas ocasiones que su rival atacó.
Ambos pugilistas viven realidades diferentes. El jalisciense está en la cima del boxeo, mientras que el Junior dejó escapar la última oportunidad de retomar su carrera y tendrá que replantearse el futuro a mediano y largo plazo.
La quijada y el tamaño del sinaloense fueron claves para que se mantuviera en pie ante los embates del rival que metió el jab de izquierda cuantas veces quiso ante una guardia porosa y deficiente y una nula respuesta.
El uno dos, volados de izquierda y derecha, el jab que tiene muy buen trabajado el Canelo, hasta las fintas. Todo, absolutamente todo le entró a Chávez, que por momentos se vio contrariado, sin idea, sin respuesta, incómodo arriba del ring, mientras el tapatío esperaba sus contragolpes.
En el cuarto giro las cosas se pusieron color de hormiga para el de Culiacán, quien desde el segundo round sangraba de la nariz y para el cuarto ya tenía el párpado izquierdo inflamado y seguía buscando la pelea en corto, a pesar de su evidente mayor alcance de brazos.
Así transcurrió una velada de boxeo que dejó insatisfecha a la afición que acabó abucheando a los peleadores, aunque después celebraron la victoria de Canelo.