Shell ofrece servicio de ‘gasolina a domicilio’

Para Shell, la prueba piloto TapUp se trata de adaptarse al cambio en el panorama energético y digital

La compañía Shell incursionará en un nuevo servicio basado en teléfonos inteligentes que entrega combustible a su puerta, como una de las últimas innovaciones de la compañía.

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Esto forma parte del aumento creciente de la digitalización en la economía global.

Sjoerd Hoogerbrugge nunca consideró que llenar su automóvil en la gasolinera fuera un problema. Era solo una tarea simple que encajaba en su agenda semanal.

Pero ahora recibe el combustible directamente en su automóvil: a veces en el trabajo, a veces en casa.

«Muchas personas pueden ordenar sus comestibles y taxis en línea, así que ¿por qué no pedir gasolina en línea también?» dice Hoogerbrugge, quien trabaja como gerente de instalaciones para una compañía de ventas de sitios web en Rotterdam.

«Son dos clics. Estableces la hora, la ubicación y listo».

Hoogerbrugge vive y trabaja en una región de la ciudad holandesa donde Shell está en fase piloto de este nuevo servicio digital llamado Shell TapUp.

Al usar una aplicación en un teléfono inteligente, el servicio entrega gasolina y diesel en la ciudad directamente a los autos.

Para un sector de mexicanos la idea le es conocida gracias a Javi Noble, personaje del filme Nosotros los Nobles, una comedia de 2013, en donde ofrece su grandioso proyecto de las «Gasonileras VIP» (sic), cuya escena marcó una época.

Por cierto, a Shell no es a los segundos que se les ocurre la idea.

El programa piloto TapUp comenzó en mayo de 2017 y es una respuesta de Shell al aumento de la digitalización en todas las áreas de la economía. Desde taxis hasta comida para llevar, reservaciones de hoteles hasta compras de comestibles; Los nuevos servicios digitales han afectado cómo vivimos nuestras vidas.

Es un gran negocio también. En la última década, compañías como Amazon o la aplicación Uber se han convertido en empresas multimillonarias. Accenture, la firma de consultoría y estrategia, estima que la economía digital ahora representa el 22,5% del producto interno bruto (PIB) mundial. Se espera que esa cifra siga aumentando.

Sin embargo, no son solo los nuevos jugadores los que necesitan adoptar la tecnología digital. Las organizaciones establecidas deben adaptarse o arriesgarse a ser interrumpidas a sí mismas.

Un ojo en el futuro

La idea de Shell TapUp también se originó en el trabajo de las empresas digitales de Shell, antes de ser desarrollada por su equipo minorista. Desde entonces, cientos de ingenieros y especialistas técnicos han trabajado en el vehículo de entrega y la aplicación.

«Ha sido una aventura increíble», dice Erik Miedema, director gerente de Shell TapUp y ex gerente de precios de combustible. El taller de Shell TapUp se encuentra en un almacén alquilado en los suburbios industriales de Rotterdam, donde el pequeño equipo, compuesto por 15 empleados y contratistas, tiene como objetivo generar una cultura dinámica y empresarial que pueda tomar decisiones con rapidez.

«Tener esa libertad y autonomía nos hace estar muy concentrados», dice Miedema. «Tienes que probar rápido, pero también detener las cosas increíblemente rápido si no están funcionando. La única forma de hacerlo es tener un equipo pequeño y ágil».

Miedema espera expandir el piloto a través de los Países Bajos y luego a otros países. Su equipo ya está trabajando en formas de proporcionar una gama más amplia de combustibles como biocombustibles, hidrógeno o electricidad en el futuro.

«No pretendemos ser un sitio de gasolina con ruedas. Realmente estamos tratando de construir una nueva infraestructura energética», dice.

Para Shell, la prueba piloto TapUp se trata de adaptarse al cambio en el panorama energético y digital.

Eso es algo que el profesor Adner dice es crucial. «Las organizaciones deben tener una lente más amplia y mantener los ojos abiertos ante todos los cambios que ocurren a su alrededor».

«Tome la antigua compañía de cámaras Kodak, por ejemplo. Ellos invirtieron, pero no reconocieron que su ecosistema estaba cambiando, lo que cambiaría las reglas fundamentales», agrega. «Las empresas deben reconocer estos cambios y responder. La forma en que reaccionan determinará su futuro. Para muchos, incluso puede determinarlo».

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