La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, aclaró los detalles de una conversación que tuvo con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, después de que los dos líderes ofrecieran versiones diferentes de la llamada.
Este miércoles, luego de la comunicación, Trump dijo que Sheinbaum había «acordado detener la migración a través de México y hacia suelo estadounidense, cerrando efectivamente nuestra frontera sur».
Esto llevó a Sheinbaum a decir que simplemente había reiterado la posición de México, que es «no cerrar fronteras sino construir puentes entre gobiernos y personas».
La llamada sucedió luego de que el recién electo presidente de Estados Unidos dijera el lunes que, al asumir el cargo en enero, impondrá un arancel general del 25% a todas las importaciones de México y Canadá, y un arancel del 10% a China.
Trump añadió que los aranceles a las importaciones de México y Canadá solo se eliminarían una vez que se detuviera la inmigración ilegal y el tráfico de drogas.
El anuncio fue recibido inicialmente con un lenguaje combativo por parte de la presidenta Sheinbaum, quien prometió el miércoles tomar represalias si Estados Unidos desencadena una guerra comercial.
«Si hay aranceles estadounidenses, México también los aumentaría», dijo sobre los aranceles propuestos, que parecen violar el acuerdo comercial T-MEC que el propio Trump logró en 2018 durante su primera presidencia entre Estados Unidos, México y Canadá.
En declaraciones a los periodistas el jueves, la presidenta mexicana dijo que no discutió el tema de los aranceles en la llamada telefónica, pero que sí abordó la inmigración y el tráfico de fentanilo, asuntos que Trump esbozó como razones para imponer los aranceles.
Una promesa de campaña
La mandataria comentó que le había asegurado que una caravana de migrantes por la que Trump expresó preocupación «no iba a llegar a la frontera [norte] de México» con EE.UU., pero enfatizó que «nunca ha sido nuestro plan cerrar la frontera».
De la misma forma, insistió en que la conversación había sido «muy amable» y que acordaron continuarlas.
En un tono que pareció más conciliador que su reacción inicial al anuncio de Trump sobre el impuesto a las importaciones, también insistió en que ahora «no hay posibilidad de una guerra arancelaria» entre México y Estados Unidos.
El flujo de migrantes de México a Estados Unidos ha eclipsado durante mucho tiempo las relaciones entre los dos vecinos y se convirtió en un tema definitorio en la carrera electoral de la Casa Blanca de 2024 que culminó con la rotunda victoria de Trump.
Bajo la presión diplomática de Estados Unidos, México llevó a cabo su mayor ofensiva contra los migrantes, transportando en autobús y avión a los no mexicanos al sur del país.
Pero Trump hizo campaña con la promesa de cerrar la frontera entre Estados Unidos y México y su amenaza de imponer aranceles del 25% fue vista como un intento de obligar a México a hacer más para impedir que los migrantes lleguen a su país.
El gobierno mexicano, a su vez, pidió que Washington tome medidas para detener el contrabando de armas.