¿Se puede querer a un narcisista?

¿Se puede querer a un narcisista? Depende para qué lo quieres. Así de sencillo.

El narcisismo es el amor que alguien se profesa a sí mismo. La palabra procede del mito griego de Narciso, un joven hermoso que se enamoró una y otra vez de su propio reflejo en el agua.

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Una persona narcisista es egoísta, se valora en demasía, exige una cantidad excesiva de admiración, espera un trato preferencial y se siente superior a los demás. Es complejo querer a alguien así.

Yo no pude. A principios de año conocí a un escritor talentoso. Un gran libre pensador, filósofo y artista, pero enteramente narcisista. Creo que nunca había conocido a alguien con tanto amor a sí mismo.

Sostuve un tórrido romance con él por algunos meses y me quedó claro que se requiere de mucha paciencia para estar al lado de personas narcisistas.

Yo perdí cabeza por él. Estaba estúpidamente enamorada y ansiaba pasar una noche juntos. A pesar de ser narcisista es buen oyente y son agradables sus conversaciones. Podía estar platicando con él por horas. Pero con un narcisista es inevitable terminar hablando de él.

Todo gira a su alrededor. Soporté cuando con elocuencia hablaba de sí mismo. Lo hacía con tanta seguridad y certidumbre que me quedaba claro que de un romance no iba a pasar. Era imposible competir con ese amor desmedido y su sentimiento de superioridad. Es bastante mujeriego debido a lo mismo y no hay nada que le guste más que envolver a mujeres con palabras para que caigan rendidas a sus pies.

No es una mala persona, al contrario, pero ese ego tan grande y hambriento no lo deja en paz. Y nada puede hacerse para eliminar el narcisismo en alguien. En casos extremos, puede ser un desorden mental.

Yo logré generar una bella intimidad con él y descubrí a un ser humano único, empático, compasivo y carente de juicio. Cuando eso pasó, pensé que había logrado robarle el corazón. Se desnudó con palabras frente a mí en varias ocasiones y eso me hizo creer que en una de ésas, él también estaba perdiendo cabeza por mí. Me equivoqué.

Tras seis meses de estar saliendo, tuve un día muy malo y le mandé un mensaje en el cual le dejé saber que necesitaba verlo. No era un deseo o capricho, era una necesidad. Buscaba apoyo y un hombro para llorar.

Su respuesta fue la siguiente: “Lo siento, chamaquita. No puedo verte. Ando en modo tornado salvando al mundo. Te busco pronto. Besos.”

En ese instante supe que ya no era ni siquiera conveniente continuar con el romance. Mi problema no le importó pues estaba completamente ensimismado con sus propios logros y sentimientos de grandiosidad. Me rendí. Es muy dura la batalla por el amor al lado de un narcisista.

Me alejé de él de manera sutil, sin drama ni complicaciones. No hubo necesidad de dar o pedir explicaciones. En realidad, ni siquiera fui su pareja formal y después de que no acudió a mi llamado de auxilio, supe que esa relación no iba a trascender, al menos como yo esperaba.

Dejarlo ir no fue sencillo. Es narcisista, pero es encantador. Un hombre diferente, genuino y divertido. Pero es impresionante lo mucho que se ama y eso no permite que sea capaz de amar a alguien más.

Acordamos de manera sincera continuar con una linda amistad para toda nuestra vida y sé que ambos lo cumpliremos, pero estar a su lado me comprobó que al menos yo no soy capaz de amar a un narcisista.

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