La presidenta de Brasil podría recuperar su cargo si fuera absuelta en el juicio que se iniciará en la Cámara Alta
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, disolvió su Gobierno tras ser separada del cargo por el Senado para responder a un juicio político, mediante un decreto publicado en el Diario Oficial en el que destituye a todos sus ministros y asesores.
La lista de ministros destituidos la encabeza el expresidente y padrino político de la mandataria, Luiz Inácio Lula da Silva, quien llegó a ser designado titular de la cartera de la Presidencia en abril pasado, pero no llegó a asumir por una decisión del Tribunal Supremo, que suspendió su nombramiento.
Lula, a quien Rousseff pretendía llevar al Gobierno para tratar de recomponer su ya desgastada base política, no pudo asumir un ministerio debido a sus problemas con la justicia, que le investiga por diversos asuntos de alegada corrupción.
Tras una sesión que se prolongó durante más de 20 horas, el Senado decidió hoy, por una aplastante mayoría de 55 votos frente a 22, que Rousseff deberá ser suspendida del cargo durante al menos 180 días para responder a un juicio político con miras a su destitución, con lo que su lugar será ocupado por el vicepresidente, Michel Temer.
Entre ellos figura Marco Aurelio García, un fiel colaborador de Lula y Rousseff que durante los últimos trece años se desempeñó como asesor personal de la Presidencia para Asuntos Internacionales.
El hasta ahora vicepresidente asumirá el lugar de Rousseff, sin ceremonias ni pompas, debido a la condición de interino que ostentará mientras no se defina el futuro de la mandataria.
Mi mando acaba hasta el 2018: Rousseff
La presidenta de Brasil mantuvo la templanza después de que el Senado decidiera apartarla de su cargo y caminó al lado de los suyos, junto al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, en una calurosa despedida que se resiste a admitir.
“Mi mandato acaba en diciembre de 2018”, volvió a repetir durante un pronunciamiento en el palacio presidencial de Planalto, el mismo que abandonará para dejar paso a su vicepresidente, adversario político y ahora sucesor, Michel Temer.
Enfundada en un traje blanco y con rostro de cansancio, Rousseff compareció ante la prensa horas después de que el Senado decidiera, tras una sesión maratoniana que duró más de 20 horas, abrir un juicio político con miras a su destitución.