Según opiniones de fuentes hondureñas ligadas a Aeronáutica Civil el accidente aéreo pudo obedecer a un error humano
El accidente de un jet ejecutivo con seis personas a bordo registrado este martes en el Aeropuerto Internacional de Toncontín de Tegucigalpa, sin víctimas mortales, pudo obedecer a un error humano, según opiniones de fuentes hondureñas ligadas a Aeronáutica Civil.
La aeronave estaba llegando por la cabecera sur del aeropuerto, en condiciones aparentemente normales, con cielo nuboso, sin problemas de visibilidad, pero habría aterrizado casi a la mitad de la pista, que mide unos mil 800 metros, en la que solamente pueden aterrizar aparatos con capacidad para menos de 200 personas.
Hasta ahora se desconoce oficialmente la causa del accidente, pero según expertos, como Pavel Espinal, el avión, que se partió en dos, aterrizó bien, pero “mucho más adelante de la línea blanca donde las llantas traseras debieron tocar pista”.
Espinal considera que quizá era la primera vez que el piloto aterrizaba en Toncontín y no hizo la lectura adecuada, obligatoria, de todo capitán que llega al aeropuerto de la capital hondureña, del que además señaló que “no es peligroso, sino de mucho cuidado”, porque su pista no es muy larga.
Además, el descenso para aterrizar en Tegucigalpa requiere mayor pericia, principalmente para aviones comerciales de mayor tamaño, como los Boeing de líneas como las que vuelan a diario a Honduras: American Airlines, Continental y Delta, y Copa y Avianca, más pequeños bimotores de empresas locales.
Las opiniones oficiales y privadas, sobre si el Toncontín es peligroso, van desde los que dicen que sí y los que creen que no, aunque si la pista fuera más larga, quizá no hubiera ocurrido otros dos accidentes idénticos, uno con uno comercial en mayo de 2008 y otro militar en abril de 1997.
La respuesta a eso está en marcha con la construcción del Aeropuerto Internacional de Palmerola, 75 kilómetros al norte de Tegucigalpa, una obra iniciada hace más de un año por el gobierno que preside Juan Orlando Hernández.
El avión accidentado este martes -un Gulfstream G 200, con matrícula estadounidense N813WM, con capacidad para unos 20 pasajeros, procedente de Austin, Texas, sur de Estados Unidos- se salió de la pista en la cabecera norte del aeropuerto cuando intentaba aterrizar, hacia las 11.30 horas locales.
Las personas que venían en el avión fueron identificadas como los empresarios Alex Castellane Murta (28 años), Nicole Renae Swies (40), Joahn Joseph Page Salcedo (29), John Blair Powell (50), Joseph Louis Rotunda (71) y Robert Albert Kasenter (71), según versiones de medios locales de prensa.
El aparato cayó sobre una calle, en una mediana hondonada, justo donde ocurrió lo mismo con un Airbus de la otrora empresa TACA, de El Salvador, el 30 de mayo de 2008, con un saldo de cinco muertos, y un Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, procedente de Panamá, en el que murieron tres personas, en abril de 1997.
En el caso de los aviones accidentados en 1997 y 2008, se comprobó que hicieron contacto con la pista cuando estaban a la mitad de la misma, lo que quizá le impidió a los pilotos abortar el aterrizaje y hacer uno o más intentos alzando vuelo.