La consulta pública que dio paso al Tren Maya “no está dentro de los estándares que exige el compromiso de México con la Organización Internacional del Trabajo (OIT)”, reconoció Víctor Manuel Toledo, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El Convenio 169 de la OIT, vigente desde el 5 de septiembre de 1990, establece que se debe realizar una consulta previa, libre, informada, de buena fe y culturalmente adecuada, antes de la implementación de programas, proyectos, reformas o modificaciones legislativas, acciones de Estado y afectación de las tierras y territorios, que impacten los valores y las prácticas sociales, culturales, religiosas y espirituales de los pueblos indígenas.
En una entrevista en Radio UNAM, promocionada por la propia Coordinación General de Comunicación Social de la Semarnat, Víctor Manuel Toledo advirtió que la única manera de hacer que el Tren Maya no caiga “en lo de siempre”, es empoderando a los ciudadanos y las comunidades.
“Tampoco podemos negar, ya lo escribí en un artículo, la consulta que se hizo sobre el Tren Maya que fue en dos sesiones, dos fines de semana, que escuchó a cinco mil personajes, actores sociales de la región, participaron el 85 por ciento de los alcaldes de los 60 y tantos municipios, participaron el 80 por ciento de los comisariados ejidales, digamos no está dentro de los estándares que exige el compromiso de México con la Organización Internacional del Trabajo, pero estuvo allí”, indicó.
A pregunta expresa del doctor en Historia, Alberto Betancourt, conductor del programa Primer Movimiento, el titular de la Semarnat admitió también que no está de acuerdo con el modelo de construcción de los 16 polos de desarrollo en las comunidades, por medio de un fideicomiso de inversión y bienes raíces bautizado como Fibra, que es una reproducción de lo que ocurrió en Cancún y que es una “verdadera tragedia”.
“No tengo porque negarlo, hay diferencias entre Semarnat y Fonatur, dentro del gobierno, no es un gobierno homogéneo, hay diferencias en las diferentes entidades, estamos por supuesto en discusión permanente y ahí efectivamente, se sigue manteniendo una idea, que es casi en automático, una reproducción de lo que ha pasado, aunque se niega, en otros polos de desarrollo turístico como el propio caso de Cancún, que es una verdadera tragedia por todo lo que significa y significó.
“Sí seguimos viendo esto con los ojos de recibir a las grandes corporaciones, no solamente hoteleras sino también turísticas, y sobre esto, muy preocupante el tema de las llamadas fibras, es un fideicomiso con el cual no estamos de acuerdo que impulsa Fonatur, Fibra que es una manera de exfoliar los terrenos ejidales de los campesinos mayas, efectivamente en ese punto estamos”, señaló.
A decir del biólogo, doctor en Ciencias y pionero en el estudio sobre la relación entre los pueblos indígenas y la naturaleza (bioculturalidad), no hay mayor problema en la primera fase del Tren Maya, – que acaba de ingresar a evaluación de impacto ambiental -, porque “las vías que pasan en medio de las carreteras ya están ahí”.
“No le veo mayor problema, porque de pronto se ha levantado la idea de que van a cortar el movimiento de la fauna, está muy estudiado y Fonatur lo está aparentemente resolviendo bien”, consideró.
De acuerdo a la Manifestación de Impacto Ambiental, se construirán 40 pasos de fauna inferiores y aéreos, con el fin de preservar a las especies de animales, entre ellos, 315 que son endémicos y bajo alguna categoría de riesgo dentro de la Norma Oficial Mexicana 059, como es el caso del jaguar, que se encuentra en peligro de extinción.
Además de que la superficie total con vegetación de importancia forestal, que será removida en esta primera fase del proyecto, por el cambio de uso de suelo es de 606.04 hectáreas, donde hasta hoy existen 11 mil 94 ejemplares de flora, entre ellas, cinco especies protegidas por la legislación mexicana.