Para bañarse de forma saludable y reparadora no basta con echarse agua y jabón, hay que tener en cuenta otros factores
Uno de los elementos clave de la ducha ideal es el reloj, ya que conviene tener en cuenta el momento, la duración y la frecuencia de nuestra exposición al chorro de agua, de acuerdo al doctor Juan Arenas, asesor médico de Eucerin.
“El tiempo recomendable para la ducha diaria debe situarse en unos diez minutos; más allá de eso, la piel sufre una mayor pérdida de protección” explica el doctor Arenas.
Si se usa la ducha exclusivamente para la higiene, para Arenas no hay “un mejor momento que por la mañana, ya que nos lavamos porque estamos o nos sentimos ‘sucios’; pero si se desea una ducha relajante debería darse tras la dura jornada laboral y de noche, ya que a esa hora mejora la circulación sanguínea y descontractura la musculatura tensa, si se realiza con agua templada o caliente”.
«La mañana también es un buen momento si lo que se busca es una ducha activadora, ya que se cambia de actividad, se estimula la sensibilidad cutánea y nuestro sistema de alerta fisiológico está en marcha», añade Arenas.
Para este doctor lo ideal es darse una ducha diaria, ya sea para higienizarnos, relajarnos o activarnos, y “si hemos sudado o nos sentimos sucios o bien hemos practicado una actividad física, podemos aplicarnos repetir la ducha”.
Para cuidarse la piel bajo el agua
Una ducha saludable y reparadora debe acabar con una correcta hidratación y debe incluir unos cuidados y productos adecuados a las características y tipo de cada piel, según asegura este médico.
Para Arenas, «la «ducha perfecta» debe basarse en una higiene con productos hipoalergénicos y suaves que no sea agresivos, y lo ideal es utilizar oleo-geles lipídicos que actúen sobre la piel limpiando y reforzando la barrera protectora cutánea que se pierde al ducharse”.
Lo idóneo es que el agua esté templada y que su temperatura ronde los 28 o 30 grados centígrados, destaca Arenas, quien recomienda utilizar las manos para aplicarse el oleo-gel de higiene si nuestra piel es ligeramente sensible, ya que «las esponjas exfolian demasiado este tipo de epidermis».
En cuanto al secado, este experto recomienda usar toallas de rizo y secar sin frotar excesivamente la piel, «para no eliminar la barrera protectora cutánea y, al acabar, siempre debe hidratarse la piel para reponer la pérdida parcial de la capacidad protectora epidérmica, que se produce cada vez que nos duchamos. Así mantener un alto nivel de hidratación”.
Conejos para pieles sensibles
“Una piel sensible o reactiva es aquella que presenta los síntomas de picor y escozor, rojeces y sensibilidades importantes, y que responde a situaciones normales de forma muy notoria, porque es vulnerable ante agresores externos como frío, calor, contaminación, sol y aire acondicionado, o internos, como la herencia genética, un sistema inmune delicado, o las alergias”, explica el doctor Arenas.
“Esta vulnerabilidad ocurre porque la piel ha perdido su barrera protectora normal que garantiza la seguridad de su estructura y funciones, e impide el contacto con el medio externo, y que está formada por agua procedente de las glándulas sudoríparas, grasas de las glándulas sebáceas y diferentes elementos como urea, aminoácidos y vitaminas, que aseguran la estabilidad del pH, sus funciones antioxidantes y su autohidratación”, añade.
Para reponer la barrera protectora dañada o reforzarla, lo ideal es -según Arenas- mantener el hábito diario de nutrir e hidratar nuestra piel, mediante una ducha saludable y reparadora, con agua no superior a los 30ºC, jabones no alcalinos que mantengan el pH fisiológico epidérmico y secados suaves sin frotar.
Para ducharse Arenas recomienda utilizar «productos de higiene y cuidado que limpien suavemente sin agredir la piel y que la reengrasen», un acto protector que «posteriormente se puede reforzar mediante lociones, cremas o leches corporales».
Según este médico, en el mercado existen productos dermocosméticos que garantizan la hidratación y nutrición de la piel durante y después de la ducha, para mantener su barrera protectora, e incluso hay algunos acondicionadores corporales de última generación, con lípidos y vitamina B5, que hidratan, nutren y regeneran la piel cuando aún está mojada tras ducharse.