Siguiendo las indicaciones de la American Academy of Pediatrics (AAP), los niños deberían permanecer en un asiento orientado hacia atrás hasta los dos años. Sin embargo, según un artículo en el British Medical Journal, el uso de asientos infantiles orientados hacia atrás se recomienda, al menos, hasta los cuatro años.

La AAP encontró las siguientes estadísticas después de un estudio realizado durante 15 años:

Niños menores de 13 meses son 1.79 veces más propensos a sufrir severas lesiones cuando van en una silla orientada hacia el frente durante un accidente.

Niños entre 12 y 23 meses son 5.32 veces (532%) más propensos a sufrir severas lesiones si se ven involucrados en un accidente y sentados en una silla orientada hacia el frente.

Según la AAP, muchos padres cambian a sus hijos a un asiento orientado hacia el frente al año de edad, sin importar su peso y talla, simplemente para cambiar el modelo de asiento y que dure más tiempo. Sin embargo,  estos estudios anotan que mientras más tiempo puedas mantener a tu hijo sentado en un asiento orientado hacia atrás, el riesgo de lesiones importantes disminuye, por lo que se recomienda comprar un asiento convertible a partir del año y hacer la transición a posición frontal a los cuatro o cinco años de edad.

En Suecia, los niños van en asientos orientados hacia atrás hasta los cuatro años (a veces más) y este país tiene un índice de casi cero decesos y lesiones graves por año para niños pequeños.

Pensarás que es incómodo para los niños de 3 o más años estar sentados mirando hacia atrás porque las piernas no caben y que hasta podría ser más peligroso en caso de accidente. Pero, según los expertos esto no es así.

“Si la silla infantil para el auto está orientada hacia adelante y sucede un accidente, las piernas y los brazos del niño pueden salir disparados hacia el frente y tienen más probabilidades de salir lastimados”, explica Ben Hoffman, especialista en Estados Unidos en la prevención de lesiones y pediatra en el Hospital Infantil Doernbecher, de la Unviersidad de Salud y Ciencia de Oregon.

La AAP recomienda llevar a revisar tu asiento con un especialista de seguridad infantil (la mayoría de las marcas aprobadas por la AAP cuentan con ellos), ya que el 80% de los asientos infantiles están mal instalados o son usados de forma incorrecta.