Los artistas latinoamericanos ponen de pie a la icónica sala de conciertos de Los Ángeles con una mezcla de pop, rock e interpretaciones de temas tradicionales
Publicidad
Un son veracruzano ha sonado con intensidad bajo la bandera de las 50 estrellas. Gustavo Dudamel, dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, interpretó la noche del domingo al lado de Natalia Lafourcade melodías de México en el Hollywood Bowl. El escenario es habitual para el director de orquesta venezolano, pero la presentación ha sido el debut de la cantante mexicana en un gran escenario en Estados Unidos. El público les ha acogido con entusiasmo y se han puesto de pie para ovacionar las interpretaciones de un programa con alma mexicana, que abarcó boleros, cumbias, sones, rock y pop.
La Filarmónica de Los Ángeles abrió la noche con el Huapango de Juan Pablo Moncayo, una pieza clásica mexicana que dejó claro que el tono de la presentación estaría enfocado en ser un homenaje a la cultura latinoamericana. “Esta es una noche especial, Natalia Lafourcade se ha convertido en la voz de los mexicanos. Cuando la escuchamos, escuchamos la identidad de un país, y de un continente, Latinoamérica”, dijo Dudamel para presentar a la cantante de 35 años. Ambos se fundieron en un abrazo para comenzar con un repertorio de música tradicional de México.
Las cuerdas, los metales y las percusiones de la Filarmónica de Los Ángeles dieron un giro a clásicos como Alma mía y La llorona. Los asistentes, en buena parte de origen mexicano y latinoamericano, entonaron con Lafourcade las melodías que apelaron a sus recuerdos. Así como aquellas que se relacionaba con su identidad, como Recúerdame, la banda sonora original de la película Coco, de Disney, que retoma las tradiciones del Día de Muertos en México. Dudamel presumió de haber conseguido llevar un pedazo de la cultura mexicana al anfiteatro estadounidense con 17.000 espectadores que agotaron las entradas para esta única presentación. El concierto ha formado parte de la celebración del décimo aniversario del director venezolano al frente de la orquesta angelina.
Los artistas latinoamericanos ––ambos ganadores del Grammy–– emocionaron a los asistentes con las versiones sinfónicas de los temas que Laforcade compuso para sus álbumes Musas y Hasta la raíz. Los arreglos musicales estuvieron a cargo de los músicos Paul Rubinstein y Mario Santos, quienes consiguieron que las canciones de la mexicana tuvieran un tono solemne al lado de la orquesta clásica, pero sin perder su esencia folclórica. La cantante ha dedicado su canción Un derecho de nacimiento a “las personas que luchan por una causa”. “Todavía tenemos mucho que trabajar como humanidad”, dijo entre aplausos.
Para Lafourcade, el éxito de su primera noche en el Hollywood Bowl le da un impulso a la gira que ya ha emprendido por Estados Unidos este verano. “Han sido meses de preparación para estar aquí”, contó una vez que la Filarmónica y Dudamel la dejaron en solitario en la escenario para la segunda parte del concierto. La cantante mexicana comenzó su carrera en el año 2000 y era conocida por sus temas de estilo pop con estribillos pegajosos. En la presentación en el Bowl, Lafourcade ha retomado algunas de estas canciones como En el 2000 y Casa, para inyectar una mezcla más cercana la rock que dejó atrás las melodías dulces del comienzo de su carrera musical.
Para honrar a Dudamel, Lafourcade dedicó Tonada de luna llena al pueblo venezolano, sin profundizar en los problemas políticos y sociales que aquejan al país latinoamericano. El cierre de la noche, que emprendió la mexicana en solitario, fue con una versión acústica de Cucurrucucu en la que demostró la potencia de su voz, y Ya no vivo por vivir de Juan Gabriel, que interpretó en un dueto con el Divo de Juárez antes de su muerte en 2016. La intérprete agradeció la invitación de Gustavo Dudamel y el trabajo de la Filarmónica de Los Ángeles, mientras el público se rindió en aplausos tras una presentación impecable.