En una tímida apertura a la modernidad, y especialmente a internet, la comunidad menonita de El Sabinal, en el norte de México, descubrió que el mundo estaba siendo sacudido por una pandemia.
Reacios a la televisión, la luz eléctrica o los autos, algunos jóvenes menonitas se han dejado seducir sin embargo por internet.
En una de sus esporádicas conexiones en el desierto de Chihuahua (norte) se enteraron de la peste que azotaba al mundo y que pudo haberles llegado a finales de mayo, cuentan en el pueblo.
“Se enfermaron unos diez, no muy graves, de diferentes familias. Ellos creían que era la gripa, pero fueron a la farmacia y les dijeron que era del covid-19″, relató a la AFP un tendero menonita.
Los enfermos no buscaron médicos ni pruebas, pero sí se aislaron por recomendación del encargado de la farmacia, también miembro de esta comunidad ultraconservadora.
El contacto con el exterior de los menonitas -profundamente religiosos- se limita a las visitas a comunidades vecinas para vender sus cosechas. Algunos creen que por esa vía pudo llegarles el virus.
– Sí a la llanta –
Desde 2019, un centenar de familias menonitas de El Sabinal -casi la mitad- han migrado a Campeche (sur) al ver cómo tendidos eléctricos y autos rompían con su tradicional estilo de vida.
Pero jóvenes como Juan y Jacobo se han quedado por falta de recursos, abriéndose de paso a otras experiencias.
“Yo no me voy, no tengo dinero para irme y para comprar tierras en Campeche», dice a la AFP Juan Jhonson, de 21 años.
Chihuahua, puerta de entrada de los menonitas que llegaron a México en los años 1920, ha dejado de ser lo suficientemente solitario y ahora una parte de la comunidad enfila a Campeche, cuyo clima tropical contrasta con la aridez y las temperaturas extremas del norte.
“Tampoco quiero irme, yo sí quiero la llanta, para ellos está mal, (creen que) la llanta trae cosas malas, yo creo que nos sirve para movernos», añade Jhonson, un recién casado que trabaja tierras de otra familia.
Se refiere a los más tradicionalistas, que solo aceptan las ruedas de madera en sus carretas, pero no objetaron los tráileres para llevar sus pertenencias a Valle Nuevo, como bautizaron a la comunidad localizada a unos 3.000 kilómetros de El Sabinal.
– No a la TV –
Los menonitas son una rama del movimiento cristiano anabaptista fundada en el siglo XVI por el pacifista Menno Simons, de quien tomaron su nombre.
Dedicados a las labores agrícolas y ganaderas, fabrican incluso su propia ropa, igual para todos.
“Yo me voy a quedar aquí, yo sí quiero la llanta (…). La luz es difícil, todavía no llega a todos. Andan poniendo la luz, pero va muy lento y aparte falla mucho», comenta Jacobo, de 28 años y padre de tres hijos.
Poco habituados a tratar con extraños, los que aceptan hablar omiten su nombre o apellidos.
Su lengua es el bajo alemán, conjunto de variedades lingüísticas germánicas, aunque los varones aprenden español para comerciar sus productos.
“¿Para qué queremos televisión? La televisión es mala. Pero la llanta, esa sí, porque nos ayuda a movernos rápido», argumenta un joven soltero de 20 años también llamado Jacobo.
Lo hace antes de encender el motor de su vetusta camioneta que lo llevará a Ascensión, a 59 kilómetros sobre un tortuoso camino de terracería, que en carreta le tomaría un día.
Con ingenio, para facilitar sus labores agrícolas y comerciales, los mas jóvenes han adaptado motores nuevos a carcasas de viejas camionetas.
Gracias a las facilidades que les otorgó el gobierno mexicano, deseoso de poblar el norte del país, miles de menonitas de origen alemán empezaron a llegar desde Canadá en 1922.
Hay comunidades prácticamente en todo el país, incluida Ciudad de México, en cuyo centro histórico es común ver a los varones, vestidos de overol, vendiendo quesos.