Ante el avance de la pandemia y el paulatino regreso a las actividades después de la etapa de confinamiento, algunos trabajadores han vuelto a las oficinas, con nuevas medidas sanitarias.
Sin embargo, tal parece que el gel antibacterial, colocar tapetes desinfectantes y usar cubrebocas y caretas no serán prácticas suficientes
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos cerró de nuevo sus oficinas en Atlanta, debido al peligro de que en dichas instalaciones esté la bacteria que causa la Enfermedad del Legionario.
Este padecimiento puede ser fatal en uno de cada 10 casos. La bacteria llamada Legionella pneumophilla puede formarse en agua tibia y estancada, que no es adecuadamente desinfectada.
El riesgo recae cuando se abren las llaves como los lavabos o se baja la palanca de los inodoros, ya que el patógeno puede viajar por el aire y ser inhalado.
El CDC destacó que hasta el momento, ninguno de sus empleados ha enfermado de este padecimiento, a pesar de que hallaron bacterias de este tipo en el agua del edificio.
La misma dependencia ha emitido una serie de recomendaciones para evitar la proliferación de la Legionella, como mantener flujos constantes de agua y agregar cloro en los depósitos hídricos.
Esta enfermedad aún es estudiada, ya que algunas investigaciones sólo se han enfocado en el crecimiento del patógeno en periodos cortos de vacaciones o en fines de semana, en lugar de largos lapsos donde el agua se queda estancada, como el sucedido durante el confinamiento.