Huyen mexicanos de la violencia; van a EU

En menos de siete días alrededor de 170 personas llegaron a la garita peatonal de El Chaparral en Tijuana, para pedir asilo o refugio al gobierno de Estados Unidos, según sus propios testimonios, debido a la violencia que hay en sus lugares de origen que les impiden asegurar su vida o la de sus familias.

De las casi 200 personas que han llegado durante la última semana hasta el domingo pasado 112 cruzaron del puerto fronterizo mexicano al del lado estadounidense, conocido como PedWest, con la misma intención de quedarse en aquel país, la gente era principalmente de estados como Michoacán y Guerrero, aunque hubo una minoría de extranjeros africanos y centroamericanos.

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Desde el jueves pasado se concentraron en el patio exterior del Instituto Nacional de Migración (INM), en la Garita de El Chaparral, hasta el domingo cuando solamente quedaban unas ocho personas: tres mujeres, tres niñas y dos niños, todos mexicanos.

Pero para el lunes, en menos de 24 horas, un nuevo grupo de unas 50 personas ya habían llegado al mismo sitio.

MOVIDOS POR EL TEMOR

“Me vine porque en Cuitzian Grande (Michoacán) ya no puedo vivir, ninguna niña de mi edad puede hacerlo. El futuro siempre es el mismo, que a una la roben los de la maña”, dice Mercedes, una joven de 19 años que dice haber llegado a Tijuana hace dos días con un tío con la intención de irse a Estados Unidos, a Sacramento, para vivir con sus dos hermanas.

NO FUE FÁCIL

En el rancho, enclavado entre los cerros en Turicato, uno de los 113 municipios de Michoacán, vivía con su mamá y tres hermanas más. Trabajaba en la cocina de una fonda para ayudar con los gastos de su familia y la educación de sus hermanas.

Aunque era necesario el dinero que ganaba, dice que fue mucho más importante abandonar su rancho y a su gente para no sufrir el mismo destino que Yureli, su hermana menor, quien un día unos hombres se la llevaron en una camioneta a la fuerza, como si se tratara de un objeto.

“Estábamos en la clausura de la primaria de mi hermana”, cuenta Mercede mientras espera sentada sobre el suelo, a unos tres metros de la entrada a Estados Unidos, “le estábamos festejando en familia y una de mis hermanas, la mediana, salió a comprar unas cosas, pero ya no regresó, sólo nos dijeron los vecinos que vieron cuando se la llevaron”.

Mercedes desconoce si tiene o no la posibilidad de convertirse en una refugiada o de recibir asilo en aquel país, pero según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) 31 mil personas que intentaron cruzar por el área de San Diego a través de una solicitud de refugio o asilo fueron rechazadas por el gobierno estadounidense durante 2017.

Mercedes es parte de esa estadística y otras como ella que también esperaban sobre el suelo de la garita peatonal para que un oficial de CBP les diga serán recibidas por el gobierno estadounidense.

“Yo no vengo de lejos, vivo en Tijuana, pero tampoco puedo estar aquí. Mi esposo me amenazó de muerte y pues quiero salvar a mis hijos, ya muchas veces pedimos ayuda pero parece que en México tienen que matarme para protegerme”, dice Silvia, una de las tres mujeres que también espera ser recibida en la Unión Americana.

Largas filas. Uno de los guardias del edificio del INM dijo que en total llegaron 112 personas al puerto fronterizo durante los últimos cinco días.

El Director de Atención al Migrante en Tijuana, César Palencia, explicó que en diciembre pasado llegó al municipio la primera ola de migrantes casi todos mexicanos para pedir asilo o refugio al gobierno estadounidense, en ese entonces se documentaron más de 200 personas que en poco más de una semana durmieron en la intemperie esperando la respuesta del gobierno de EU.

Antes de que los propios mexicanos utilizaran la petición de refugio o asilo como una alternativa para cruzar a Estados Unidos, en 2015 llegaron a Baja California alrededor de 12 mil hatianos que bajo las mismas condiciones intentaron cruzar la frontera, desde ese entonces otros movimientos como la Caravana de Migrantes centroamericanos también han transitado desde Chiapas hasta la ciudad fronteriza con la misma intención.

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