La hipersexualidad es una condición en el ser humano de la cual se habla muy poco y no es un término común dentro del argot sexual, en la que es imposible detenerse y controlar el impulso sexual.
La hipersexualidad puede provocar una serie de emociones intensas en quienes la padecen, que incluyen culpa, remordimiento, vergüenza y, en ocasiones, hasta repulsión por esa misma conducta de tener relaciones sexuales a diestra y siniestra, con quién sea, además de que conlleva a riesgos involuntarios por no practicar sexo seguro.
No es lo mismo que uno sea “caliente” por pensar frecuentemente en sexo, a caminar por la vida con sentimientos y pensamientos lujuriosos. Todos los seres humanos, sin importar edad, raza, nacionalidad, preferencia sexual, religión y estrato social, tienen y experimentan, naturalmente, deseo sexual; es un impulso primitivo, rayando en lo animal.
Los seres humanos tenemos la fortuna de contar con una experiencia sexual cargada de placer, pues nuestro cuerpo está invadido de zonas erógenas. Las personas hipersexuales no pueden evitar tener encuentros sexuales con quien se deje encamar. Sin querer provocarlo, pero sin poder evitarlo.
Sin embargo, por lo regular se trata de un cúmulo de experiencias sexuales insatisfactorias. El impulso sexual no puede frenarse y esa búsqueda incansable de sexo altera y afecta su vida personal, profesional, social y familiar.
Según Wikipedia, la hipersexualidad es “un aumento repentino o la frecuencia extrema en la libido o en la actividad sexual”. Aunque esta definición parece muy sencilla, me parece que va mucho más allá.
Por ejemplo, si te vas de luna de miel con el amor de tu vida, seguro tendrás todo el sexo que te sea posible, en cualquier lugar y a la hora qué sea. Eso es amor, vida sexual sana, pasión…
Pero si tu vida se ve afectada, como tal, por la necesidad compulsiva de tener relaciones sexuales, por practicar intensamente la masturbación, por no protegerte de EST o embarazos no planeados, eso es una hipersexualidad y debes buscar ayuda, pues los efectos psico-emocionales que implica son crudos. Te fragmentas por completo y tu contexto, realidad y mente se torna difusos.
La hipersexualidad puede derivarse, con más frecuencia y complejidad emocional, en personas con condiciones psiquiátricas o que consumen algunas drogas. Es una adicción que como cualquier otra pone en riesgo la vida misma.
Es sumamente común en pacientes con trastorno bipolar durante episodios hipomaniacos o maniacos y debe detectarse el porqué una persona presenta hipersexualidad. Si tienes o has tenido algunos de estos síntomas, es probable que seas un ser hipersexual y debes buscar ayuda de manera inmediata.
– Pensar solamente en sexo afectando la capacidad de concentración en ambientes y lugares en los cuales no es posible tener sexo, como en una junta de trabajo.
– Perder el control de tu comportamiento y decisiones sexuales; no poder abandonar esa conducta, aunque seas consciente de la misma, al grado de no poder enumerar tus parejas sexuales.
– Involucrarte en situaciones de riesgo y peligro por tener relaciones sexuales.
– Obsesión y compulsión por llevar a cabo fantasías sexuales.
– Tu sexualidad no es placentera, al contrario, no se obtiene satisfacción alguna y se desencadenan tras el acto sexual la culpa, el remordimiento y una baja autoestima.
Además, es usual que la hipersexualidad encrudezca con el paso de los días y viene muy de la mano con el consumo desmedido de alcohol y drogas, lo cual representa un riesgo aún más delicado, en todo sentido (físico y psico-emocional) a quien la padece.
La causa de la hipersexualidad es todavía desconocida y un tanto indefinida, sin embargo, la terapia psicológica es fundamental para sacar de tu vida esta adicción.
Por otra parte, no debe confundirse con prácticas de vida muy diferente, como es el tener relaciones de pareja abiertas o el poliamor.
Es válido tener amantes, amigos con derechos y encuentros casuales. Esas son conductas sexuales sanas. Cada quién es libre de experimentar sexualmente cualquier práctica que lo excite para sentir placer y tener un goce carnal. Todos los seres humanos tenemos derecho de vivir una sexualidad sana, satisfactoria, placentera y divertida.