Las iglesias fueron el blanco de ataques con bombas reinvidicados por el grupo yihadista, el Domingo de Ramos
En Domingo de Ramos, dos iglesias coptas de Egipto fueron el blanco de ataques con bombas reinvidicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI). Los atentados, que causaron al menos 44 muertos y más de 120 heridos, son los más sangrientos registrados en los últimos años contra la minoría cristiana del país.
Un atacante suicida se hizo estallar dentro de la iglesia Mar Girgis, en la provincia de Tanta. En el lugar murieron 27 personas y 78 resultaron heridas.
“La explosión tuvo lugar en las primeras filas, cerca del altar durante la misa”, indicó a la AFP el general Tarek Atiya, adjunto del ministro del Interior.
Ashraf Ramzi, un joven de 26 años que ayudó en el rescate, aseguró a EFE que 90% de los heridos en el templo estaban en estado grave.
Imágenes difundidas por el canal de televisión privado Extra News mostraban el suelo y las paredes blancas de la iglesia cubiertos de sangre, así como bancos de madera destrozados.
Horas después, otro kamikaze se detonó en la entrada de la iglesia de San Marcos, en Alejandría. En este segundo ataque murieron 17 personas y 48 resultaron heridas, según un último balance del ministerio de Salud.
El individuo, quien llevaba un cinturón de explosivos, se hizo estallar después de que la policía le impidiera el paso, informó el Ministerio del Interior.
El papa copto Teodoro II, quien había asistido a las celebraciones del Domingo de Ramos en esa misma iglesia por la mañana, abandonó el templo antes de la explosión, según informó su secretario personal.
El Estado Islámico asumió la autoría de los dos atentados e indicó que fueron dirigidos contra los “cruzados” y perpetrados por dos terroristas suicidas. En un comunicado cuya autenticidad no pudo ser verificada, el EI amenazó a los cristianos y a los musulmanes “apóstatas”, los cuales “pagarán el precio de la factura (…) con el derramamiento de sangre de sus hijos”.
El presidente egipcio Abdel Fattah al Sisi anunció la noche de ayer el “estado de emergencia por tres meses” para “proteger” y “preservar” al país.
El estado de emergencia permite hacer detenciones a sospechosos y cateos a domicilios sin una orden judicial.
Al Sisi también ordenó el despliegue de fuerzas para proteger las “infraestructuras vitales” del país.
El patriarca copto declaró que estos “atentados malignos” no van a afectar a la unidad del pueblo egipcio, que está “en el mismo bando frente al terrorismo”.
Las explosiones ocurrieron en el primer día de los servicios de Semana Santa y dos semanas antes de una visita del papa Francisco a Egipto, la cual está programada para los próximos 28 y 29 de abril. “A mi querido hermano, su santidad el papa Teodoro II, a la Iglesia copta y a toda la querida nación egipcia expreso mi profundo pesar”, dijo el jerarca católico.
No es el primer atentado que tiene como objetivo a los cristianos de Egipto. El 11 de diciembre pasado un kamikaze del EI mató a 29 personas en la iglesia copta de San Pedro y San Pablo, en El Cairo.
La ONU, la Unión Europea y diversos países, expresaron su condena por los atentados de ayer.
En México, la Cancillería emitió un comunicado en el que manifestó su “solidaridad al gobierno de Egipto, así como a los familiares de las víctimas de estos hechos violentos”.
La comunidad copta. Los coptos de Egipto son la comunidad cristiana más numerosa de Oriente Medio y una de las más antiguas. Representan 10% de la población egipcia.
Los coptos se remontan a los albores del cristianismo, a la época en que Egipto formaba parte del imperio romano, tras la desaparición de la última dinastía faraónica de los Ptolomeos, de origen griego. La palabra “copto” tiene, además, la misma raíz que el término “egipcio” en griego antiguo.
Escasamente representados en el gobierno, los coptos se consideran marginados en puestos de justicia, universidades o la policía.