El Gobierno español prohibió el jueves las marchas para conmemorar el Día Internacional de la Mujer convocadas para el próximo 8 de marzo en Madrid, después de que las del año pasado suscitaran una agria polémica sobre si fueron el origen de un alto números de contagios por coronavirus.
“(Madrid) sigue siendo uno de los territorios de España con mayor índice de contagios, así como de personas hospitalizadas, por encima de la media nacional», declaró en rueda de prensa el delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid.
José Manuel Franco dijo que la Administración había recibido 104 solicitudes de manifestaciones para los días 7 y 8 de marzo, lo que habría llevado a las calles de la capital al menos a 60.000 personas.
“El problema es la acumulación que se produciría en pocos días. La situación no es comparable con otras situaciones», dijo.
El número de contagios por cada 100.000 personas de las dos últimas semanas ha descendido notablemente en toda España hasta situarse en una media de 160 casos, pero Madrid es la única región en la que se superan los 250, un umbral que el Ministerio de Sanidad considera de «riesgo extremo» de contagio.
Con 261 casos hasta el miércoles, por debajo de los 273 del martes, Madrid sigue teniendo la mayor incidencia del virus en el país, sólo superada por los enclaves norteafricanos de Ceuta y Melilla.
Hace un año, miles de personas, entre ellas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la mitad de su gabinete, se manifestaron en Madrid cuando el virus ya circulaba por España. Una semana más tarde, el Gobierno impuso uno de los regímenes de confinamiento más estrictos de Europa mientras se disparaban los contagios y las muertes.
Los líderes de la oposición criticaron duramente a Sánchez por dejar que se celebraran las marchas, aunque el Ministerio de Sanidad restó importancia al papel del evento en la propagación del virus. La ministra de Igualdad, Irene Montero, dio positivo días después de las marchas.
El Gobierno de Sánchez ha hecho de la igualdad de género una prioridad política clave y el 8M, como se conoce el día en España, representa un acto central en ese empeño.
Tras el anuncio de la prohibición, Montero, una feminista acérrima, dijo que respetaría las recomendaciones de salud pública y no participaría en las marchas, aunque advirtió contra cualquier intento de frenar el movimiento feminista.