El papa Francisco abordó, durante más de una hora en la rueda de prensa en el vuelo de regreso de Mongolia, las críticas que ha recibido el Sínodo que se desarrollará en octubre, dio detalles sobre la continuación de su encíclica «Laudato Si» y sobre sus viajes que, aseguró, cada vez son más difíciles por sus limitaciones de movimiento.
El pontífice también respondió a la última polémica por sus palabras sobre la “Gran Rusia”, que han causado malestar entre loas autoridades ucranianas, al asegurar que lo que quería era destacar la importancia y belleza de la cultura rusa y además afirmó que el diálogo con China sigue abierto.
Hacer un viaje ahora no es tan fácil como antes
El viaje a Mongolia, con sus nueve horas de vuelo y sus largas jornadas con numerosos traslados, ha sido duro para el papa debido a sus limitaciones de movimiento y la necesidad de ir en una silla de ruedas.
Por ello, explicó que por ahora está previsto el viaje a Marsella el próximo 22 y 23 de septiembre y se estudia una visita a un “país pequeño de Europa”, que, según explicó en una entrevista anterior, será Kósovo, pero añadió que “no se sabe si podremos hacerlo”.
“Y si les digo la verdad, hacer un viaje ahora no es tan fácil como al principio, tengo problemas al caminar que limitan. Veremos”, dijo, esta vez con un velo de tristeza.
Por ello, cuando se le preguntó por un posible viaje a Vietnam, afirmó: «Habrá que ir a Vietnam, pero no sé si seré yo o Juan XXIV”.
En el Sínodo no hay espacio a las ideologías
Sobre el próximo Sínodo de los obispos, cuya primera asamblea se celebrará en octubre, el papa destacó que “no hay lugar para las ideologías” al responder sobre las críticas de algunos sectores de la Iglesia respecto a los temas que se tratarán y la metodología adoptada.
El papa respondió a algunos reproches sobre la organización del Sínodo que tiene como tema la Sinodalidad, el cómo la Iglesia debe caminar junta, como el prólogo escrito por el cardenal estadounidense Raymond Burke, que aseguró que será “una caja de pandora” que ”traerá todos los males a la Iglesia”.
Así, el papa explicó que “el Sínodo es el diálogo entre bautizados y miembros de la Iglesia sobre los temas que interesan a la Iglesia y los problemas que tocan a la humanidad”.
Y añadió que detrás del pensamiento que tienen algunos de que “cambiará la doctrina”, “hay que ir a la raíz (de este pensamiento) porque se encontrarán ideologías. Cuando la Iglesia se separa del camino de la comunión, lo que hay detrás es una ideología”, enfatizó.
Aseguró que estas personas “defienden una doctrina que es como el agua destilada, que no sabe, y que no es la verdadera doctrina católica porque la verdadera doctrina católica escandaliza, como que Dios se ha hecho carne o que la virgen ha consagrado su virginidad”.
Francisco también se refirió a la petición de los periodistas de una mayor transparencia y conocimiento de lo que ocurre en la asamblea que es necesario “proteger el clima sinodal” porque “el Sínodo no es un espacio televisivo donde se habla de todo, es un momento religioso”, señaló.
LA NUEVA EXHORTACION SOBRE EL CLIMA.
El papa adelantó que su próxima exhortación apostólica, que será una segunda parte de la “Laudato Si’”, la encíclica que se ocupa de la protección del medio ambiente, “es una revisión de lo que ha sucedido desde la (cumbre del clima) COOP de París hasta hoy y tratará de temas que no se han resuelto y que hay urgencia por resolver”.
El papa también explicó que es normal que los jóvenes se manifiesten porque están preocupados por su futuro, pero que no le gustan ciertos extremismos, en referencia a algunas de las acciones de manifestantes ecologistas.
“Los jóvenes piensan en el futuro y me gusta que luchen bien, pero cuando hay ideologías y presiones políticas no funciona”, añadió.
Ocuparse de las periferias
El papa también respondió a una pregunta sobre las últimas violaciones en Italia de chicas por grupos de adolescentes en zonas de la periferia de las ciudades, lo que ha hecho abrir el debate sobre el estado de las algunas zonas marginales en el país.
Francisco explicó que la Iglesia se tiene que ocupar, con un equipo de sacerdotes y un obispo auxiliar como ocurría en las Villas de Buenos Aires cuando él era el arzobispo, y que también el Gobierno, en este caso el italiano, “tiene que mostrarse abierto”.
Y entonces hizo un llamamiento para que los Gobiernos lleven a las periferias ”la verdadera justicia social”.