“Cuando nací tenía el peso de cualquier bebé recién nacido, pero desde pequeño comencé a aumentar 10 kilos cada año hasta que se hizo extremo», Juan Pedro Franco
Juan Pedro Franco Salas, un mexicano de 33 años de edad, era hasta no hace mucho el hombre más gordo del mundo. Con 594,8 kg llegó a obtener el certificado oficial de la organización Guinnes World Records, y su figura cobró fama internacional. Sin embargo, postrado, sin poder caminar y con el riesgo de morir, decidió llevar adelante una batalla épica para poder bajar de peso. Tal es así que hoy Juan Pedro ya bajó unos 218 kilos y va por más.
Uno de sus médicos atribuyó el sobrepeso a una combinación genética, accidentes y a inadecuados tratamientos por los dos problemas anteriores. Y, según sostuvo, su peso excesivo no tuvo demasiado que ver su alimentación, que nunca estuvo descuidada y que es como la de cualquier otro mexicano, es decir, basada en buenas cantidades de harinas y grasas pero también en frutas y vegetales. «Nunca se descuidó hasta el extremo de ocasionar por sí sola la proporción que vemos hoy», dijo en su momento el profesional.
Juan Pedro nunca llevó una vida fácil. Contó que a los 7 años llegó a pesar 60 kilos, y a los 17 ya rondaba los 230. “Cuando nací tenía el peso de cualquier bebé recién nacido, pero desde pequeño comencé a aumentar 10 kilos cada año hasta que se hizo extremo», reveló.
En paralelo a su sobrepeso, manifestó que en el colegio fue víctima de buillyng hasta el punto que dejó los estudios y, por consiguiente, las clases de educación física. Otro episodio que su médico remarca como un factor clave para que haya superado la media tonelada de peso fue un accidente de tránsito que lo dejó postrado en una cama. “El autobús donde viajaba volcó. Fue una experiencia terrible, me quebré la mitad del cuerpo y estuve mucho tiempo en el hospital”, recordó.
También recordó que su cuadro «fue empeorando y a los 28 años de edad sufrí una neumonía muy fuerte. Recuerdo que pasé mucho tiempo con oxígeno. Como no podía levantarme, me empecé a hinchar”.
En 2016, al alcanzar el tope de su peso y con su salud a la deriva, lo trasladaron desde su casa en Aguascalientes a Guadalajara a bordo de un camión. Allí fue internado y sometido a una derivación biliopancreática tipo bypass que redujo en un 80 por ciento su estómago, perdiendo 218,4 kilogramos.
Se espera para este año una segunda intervención de ese tipo para que el joven pueda seguir bajando de peso. Los médicos son optimistas y creen que podrá seguir adelante con los tratamientos a futuro para tratar de llegar lo más cerca posible de los 90 kilogramos que debería portar de acuerdo a sus características físicas.
«Tenemos un buen pronóstico en general de su estado de salud y nos estamos preparando para su segunda intervención”, expresaron. Además, ventilaron que el paciente está contento, con ganas de avanzar en su causa y que prometió que de alcanzar el objetivo final «irá al coro donde solía cantar en Aguascalientes para dar las gracias a todos los que me han apoyado”.