Al cumplirse el séptimo año del conflicto, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos reporta más de 2 millones de heridos y otros 12 millones de desplazados o refugiados
Más de 510 mil personas han muerto, incluidos unos 106 mil civiles, en siete años de guerra en Siria, que también han dejado más de 2 millones de heridos y otros 12 millones de desplazados o refugiados, según un balance difundido hoy por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
De los 510 mil 735 fallecidos, 353 mil 935 personas han sido identificadas, de las cuales 106 mil 390 son civiles -19 mil 811 menores de edad y 12 mil 513 mujeres, en tanto del resto se desconoce su identidad, según el OSDH, que cuenta con amplia red de activistas en toda Siria.
Del total de las víctimas mortales civiles, 68 mil 191, entre ellos mil 131 menores de edad, fueron víctimas de las fuerzas del régimen sirio, siete mil 579 murieron a manos de los rebeldes y cuatro mil 905 civiles por el Estado Islámico (EI) y otros grupos terroristas.
Respecto al resto de combatientes, en la guerra han muerto 63 mil 820 miembros de las fuerzas gubernamentales y 48 mil 814 miembros de grupos sirios leales a Damasco, así como siete mil 686 milicianos extranjeros vinculados con el régimen y mil 630 combatientes del grupo chiita libanés Hezbolá, según el OSDH.
A esa cifra hay que sumar 63 mil 360 miembros de grupos yihadistas como el EI y el Frente Fatah al Sham (antiguo Frente al Nusra), así como 59 mil 424 miembros de grupos rebeldes.
Poco antes, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) destacó que 2017 fue el año en el que más niños murieron en Siria desde que comenzó el conflicto en 2011, con un 50 por ciento más de fallecidos que en 2016, pero sin precisar el número de decesos.
Indicó que este 2018 se encamina igual, pues los dos primeros meses de este año han sido los más mortíferos para los niños sirios con más de mil muertos y heridos, como consecuencia de la intensificación de la violencia.
Actualmente, es particularmente preocupante la situación en Guta Oriental, un énclave rebelde asediado por las fuerzas sirias desde 2013, pero también en Idlib, una provincia del oeste del país controlada mayoritariamente por los insurgentes.
A pesar de la tregua de cinco horas diarias establecida por Rusia y la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que reclama un cese al fuego de 30 días en toda Siria, los bombardeos persisten en Guta Oriental, donde las fuerzas gubernamentales han conseguido controlar un 60 por ciento del territorio.
Desde el pasado 18 de febrero, los bombardeos de las fuerzas sirias, con el apoyo de Rusia, sobre Guta Oriental han dejado más de 600 muertos y más de cuatro mil muertos.
Guta Oriental forma parte de las cuatro “zonas de distensión” establecidas en mayo pasado por Rusia, Irán y Turquía, con el objetivo de intentar alcanzar una tregua que allane el camino para poner fin a la guerra en Siria, la cual cumple siete años el próximo 15 de marzo.