Científicos identifican dónde podría haberse originado la vida

Científicos de la Universidad de Washington (EE.UU.) sostienen que la vida en la Tierra podría haber surgido en los lagos ricos en fósforo, ya que estas aguas reunían las condiciones necesarias para la aparición de moléculas orgánicas, según explican en una investigación publicada este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Inicialmente los expertos han tratado de explicar cómo un ambiente primitivo e inerte pudo suministrar el fósforo, uno de los seis elementos químicos principales de vida que forma parte de las moléculas de ADN y ARN, actúa como la moneda de cambio principal para la energía en todas las células y ancla los lípidos que separan las células de su entorno.

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Para ello se centraron en un primer punto de partida: los lagos salados existentes ricos en carbonatos. Este tipo de lagos que existen en todo el mundo se forman en ambientes secos dentro de depresiones que canalizan el agua de las áreas circundantes. Estas formaciones son conocidas también como lagos alcalinos o lagos de soda debido a que sus altas tasas de evaporación hacen que sus aguas concentren altas soluciones salinas y alcalinas.

Los científicos analizaron el lago Mono, en EE.UU.; el lago Magadi, en Kenia; y el lago Lonar, en la India, descubriendo que estos depósitos ricos en carbonatos tienen niveles de fósforo hasta 50.000 veces más que los encontrados en el agua de mar y otros tipos de lagos. Tales concentraciones apuntaron a la existencia de algún mecanismo natural que acumula el elemento químico en estos cuerpos de agua.

Y tras otros experimentos de laboratorio, los científicos concluyeron que la razón por la cual estas aguas tienen alto fósforo es su contenido de carbonato.

Explicación

En la mayoría de los lagos, el calcio, que es mucho más abundante en la Tierra, se une al fósforo para producir minerales sólidos de fosfato de calcio, a los que la vida no puede acceder. Pero en aguas ricas en carbonato, el carbonato supera al fosfato para unirse con el calcio, dejando parte del fosfato sin adherir.

«Los niveles extremadamente altos de fosfato en estos lagos y estanques habrían provocado reacciones que pusieron fósforo en los bloques de construcción moleculares de ARN, proteínas y grasas, todo lo cual era necesario para que la vida siguiera», señala el coautor del estudio David Catling.

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