Martín Orozco Sandoval hizo un pacto con los aguascalentenses, en el que se comprometió a crear puentes de comunicación y diálogo
Los enemigos sociales ya no son la guerra y las armas, sino la apatía social, la desilusión, el desencanto, la corrupción, las arbitrariedades, la impunidad y el alejamiento de los servidores públicos de la ciudadanía, señaló el Secretario General de Gobierno, Javier Luévano Núñez, al encabezar la Conmemoración del Centenario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Subrayó, que el Gobierno que encabeza Martín Orozco Sandoval hizo un pacto con los aguascalentenses, en el que se comprometió a crear puentes de comunicación y diálogo que logren transitar de una sociedad estática a una sociedad participativa que coadyuve a enriquecer el desempeño del buen gobierno.
“Cada servidor público a tambor batiente debe interpretar los designios del Bien Común Público en favor de la población, siempre enarbolando la bandera de la legalidad, donde la Constitución Política es y será la piedra angular o cúspide que orienta y dirige toda la Administración Pública”, destacó Luévano Núñez al asistir con la representación del Gobernador del Estado al evento cívico donde se celebraron 100 años de la Carta Magna.
Durante la conmemoración que se llevó a cabo en el Teatro Morelos y a la que se dieron cita representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, de los municipios y organismos constitucionales autónomos, se hizo una remembranza del acontecimiento histórico que dio origen a la máxima piedra angular de la legalidad mexicana.
En ese sentido, el titular de la SEGGOB sostuvo que el diálogo, la tolerancia y el respeto, fueron las bases de la democracia participativa, y que a partir del 5 de febrero de 1917, el consenso de las ideas sería en adelante el sello distintivo de la arquitectura legal mexicana, y la razón, su máximo mentor.
Finalmente, el funcionario estatal recordó que la soberanía siempre recaerá en el pueblo, y sólo éste puede modificar la Carta Magna a través de mecanismos democráticos, viéndola no sólo como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural, “toda vez que las buenas ideas se enriquecen siempre con el diálogo constante”, concluyó.