Además el 40% mantiene contacto erótico por chat y otro 35 por webcam, con personas tal vez desconocidas
De mil 200 mexicanos de 15 a 83 años, 9 de cada 10 dijo haber consultado pornografía, 40% mantener contacto erótico por chat y otro 35 por webcam, con personas tal vez desconocidas
Para obtener información sobre educación sexual, 87 por ciento de los mexicanos reconocer haber recurrido al internet, de acuerdo al estudio sobre conducta sexual en línea realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en colaboración con la Universitat Jaume I, de España.
En la misma encuesta, en la que intervinieron mil 200 mexicanos entre 15 y 83 años de edad, 9 de cada 10 participantes afirma haber consultado pornografía de diversos tipos por internet, en la búsqueda de película y/o imágenes; además, 40 por ciento dijo mantener contacto erótico por chat y 35 por ciento por webcam, con personas tal vez desconocidas.
La muestra se planteó, en primera instancia, estudiar diferencias o similitudes de la conducta sexual on line entre Europa y México, explica el terapeuta sexual Jesús Castro Calvo, miembro del equipo de investigación sobre sexualidad y Sida de la Universidad Jaume I de Castellón, y quien realizó una estancia de tres meses en el laboratorio de Enseñanza Virtual y Ciber-psicología de la UNAM, mismo que dirige la doctora Georgina Cárdenas.
“El consumo de cibersexo es influido por aspectos sociales, culturales y religiosos e, incluso, la accesibilidad al internet marca la tendencia de consumo. Hemos podido valorar que este tipo de encuestas tiene mayor grado de fiabilidad cuando se hace on line que cuando es de forma presencial, lo cual se asume por el anonimato que te da el internet, misma razón por la que el consumo de cibersexo es tan alto, en otras palabras, haces lo que en persona no harías nunca, y así sucede al responder cuestionarios”, refiere el psicólogo Castro Calvo.
Para la realización de la muestra se invitó a través de las redes sociales, de lo que se obtuvieron mil 600 interesados, pero acabó cerrándose a solo México y la cifra final fue de mil 200 encuestados. Para sorpresa de los realizadores, la participación fue casi equivalente entre hombres y mujeres, a diferencia de España donde el sexo femenino colaboró en un porcentaje menor.
De igual forma llamó la atención que la mayoría de quienes respondieron es gente con estudios universitarios y que está familiarizada con las redes sociales; el rango de edades fue entre 15 y 83 años, muy amplio en comparación con la investigación española que constó de 3 mil encuestados.
“Nos interesa saber cómo la integración de las nuevas tecnologías a nuestra vida diaria está afectando positivamente o negativamente en diversos aspectos la salud sexual, y sobre todo en la forma que nos relacionamos sexualmente con otras personas.
Sobre todo en conocer la forma en que podemos aprovechar internet para aumentar o potenciar ciertos aspectos de la salud sexual y cómo podemos hacer para reducir los riesgos que en ocasiones se derivan en un consumo disfuncional de cibersexo, como el hecho de que llegue a crear una adicción”, precisa el investigador español.
Cabe destacar que por mucho tiempo se planteó la salud sexual únicamente desde el aspecto físico, y particularmente a la atención de las enfermedades por contacto sexual, pero ahora el panorama se ha ampliado.
El mismo Jesús Castro refiere a los aspectos psicológicos, sobre todo a como aceptar la propia sexualidad y disfrutarla, y para ello hay que eliminar los mitos y los prejuicios que llevan a las disfunciones que aparecen cuando se carece de educación sexual, por ejemplo, al tener baja autoestima por no aceptar como eres físicamente, lo cual conduce a no dar lo mejor de uno mismo cuando se tienen relaciones o al buscar tener placer, en sus distintas variedades.
Lo anterior también explica por qué la pornografía casera o el llamado sexo amateur es cada vez más demandado. El patrón de búsqueda en internet ha crecido exponencialmente, ya que quien lo consume se mete en la piel de esas personas que está viendo, él o ella es ese actor o actriz, es cuestión de identificación porque ese acto sexual es más como el que ellos practican.
Por otra parte, las expectativas de lo que se espera de una relación sexual se basan en lo que se ha visto en la pornografía, y la realidad es distinta.
Por ejemplo, el tamaño del pene de un actor porno es mayor a 16 centímetros, y de acuerdo a las estadísticas eso corresponde al cuatro por ciento de la población; entonces, ¿qué pasa cuando el tamaño del miembro de quien lo ve es menor?, la autoestima sexual se condiciona y se da pie a desarrollar algún complejo.
“No tenemos un juicio negativo en relación al consumo del cibersexo, ya que es una fuente de placer sexual como hace 30 años lo eran las revistas o las películas, se trata de una forma de conocer el sexo pero hay más cosas a tener en cuenta como inconvenientes, como el hecho de que la pornografía marque al individuo en su educación sexual”, puntualiza el terapeuta.
Explica que la inquietud en la universidad española por el tema viene de que en el servicio de asistencia psicológica se ha incrementado el número de casos de adicción a la pornografía, y eso les llevó a estudiar más el fenómeno, no solo al cibersexo.
Lo anterior se torna grave cuando el sujeto pierde el control de su propia conducta que es cuando puede desarrollar adicción, como en los juegos patológicos de quien pasa horas en los videojuego o en las máquinas tragamonedas.
“Queremos hacernos una realidad del fenómeno y atender la salud sexual de la población, incluyendo sus posibles perjuicios.
“Queremos seguir desarrollando investigación y conociendo los aspectos que influyen positiva o negativamente la conducta sexual de la personas a partir de su participación on line, y sobre todo influir en los aspectos que pueden mermar la calidad de vida sexual.
“Enfocaremos los estudios a esos miedos atávicos que condicionan a la población en relación a su sexualidad, tanto hombres como mujeres.
“Está bien que 87 por ciento de la población use internet para buscar información sobre sexualidad, pero cuando procede de una fuente que no es del todo veraz, la educación cambia notablemente”, concluye el especialista español.