Algunas mujeres se rehúsan a utilizar pastillas anticonceptivas debido a que han escuchado una serie de mitos e historias que no quisieran experimentar, sin embargo, lo que deben saber es que no todas las pastillas son iguales, por eso deben platicar con su médico y detallar los padecimientos que tienen o a que sustancias son intolerantes, esto para que les sea suministrado el que mejor se adapte a su organismo.
Mito: Las pastillas anticonceptivas te engordan.
La gran mayoría de las mujeres no tienen ninguna repercusión en el peso, las pocas que suben de 1 a 2 kilos es porque están reteniendo líquidos, lo único que deben hacer es hablar con su médico para pedir que les ayuden con otro medicamento que reduzca el efecto del progestágeno.
Mito: No tienen efectos secundarios.
Sí hay efectos secundarios, como todo medicamento tiene pros y contras. Este tipo de pastillas no están recomendadas para mujeres fumadoras, hipertensas, diabéticas o que tengan más de 35 años. Uno de los efectos en ellas es que podrían tener problemas de coagulación, es muy poco frecuente, pero pueden derivar en trombosis y embolias. También pueden provocar por poco tiempo dolor de cabeza y en ocasiones acné.
Mito: Debes dejar de tomarlas un tiempo (desintoxicarte).
No existen pruebas de que sea benéfico o tenga efecto algún el dejar un tiempo de tomar las pastillas en una especie de “desintoxicación”. Lo que si debes hacer es revisiones anuales con el ginecólogo, es importante checar que los niveles de colesterol, el azúcar, las funciones renales y hepáticas, así como la coagulación estén en la medida adecuada.
Mito: Su uso prolongado causa infertilidad.
No hay evidencia de que su uso prolongado, incluso por años, cause infertilidad, el contenido de hormonas que contienen es muy bajo y una vez que se dejan de utilizar la mujer se puede embarazar cuando lo planee.
Mito: Provocan cáncer
Los anticonceptivos que se desarrollaron en lo últimos años han evolucionado y sus efectos adversos son mínimos. No hay método anticonceptivo hormonal en sí mismo que aumente el riesgo de padecer cáncer. Incluso hay algunos que se consideran un factor protector de cáncer de endometrio, ovario y colón.